Bitácora de viaje, por Christian Segura (Chileno)
Voluntario de MSA, experiencia misionera en la localidad de Mapinhame, Provincia de Inhambane
A 10 DÍAS DE HABER LLEGADO…
Cuando tuve la certeza de que viajaríamos con Marce, mi esposa, la dimensión de lo que es África era totalmente ficticia. Esto, debido a las películas, a los documentales, etc., pero lo cierto es que nada de aquello se acerca a cómo esta tierra viva te recibe, te acoge y se entrega sin pedir nada a cambio. Simplemente la absorbes y llegas a un punto en que este mar de emociones te traspasa el alma, y no puedes más… esto nos ha sucedido a los tres voluntarios, Marce y Patricia, – una persona gigante y maravillosa que hemos conocido aquí-, y yo. En lo personal, tan sólo con el hecho de abrazar un baobab y enamorarme de él, el escuchar los cantos de su gente en Misa, el ver sus danzas en todo lugar, en mirarlos a sus ojos y descubrir la alegría de vivir, en sus comidas, y recientemente ayer, cuando tomaba fotografías donde cada escena superaba a la anterior, simplemente con todo eso… no pude más… en fin, debo admitir que son tantas las sensaciones, que en un minuto quise huir de todo esto, pero mi desahogo con Marce y mi conversación con Dios, me dieron la
calma y la paz que necesitaba para seguir adelante.
Cómo canalizar una ayuda efectiva desde mi oficio de arquitecto a tantas necesidades que vas identificando en todas partes… cómo? Quieres hacerlo todo, pero bueno, hemos de escuchar a la gente y observar, contándoles que mi trabajo es a largo plazo, y con que ellos se manifiesten felices y esperanzados, con eso me basta, sin perjuicio de los trabajos inmediatos de mejoramiento de la avenida San Agostino que ejecutamos acá, así como la instalación de señalética y los levantamientos en terreno para la elaboración de los diseños de un lavadero para las hermanas, de corredores cubiertos para el Jardín Infantil y de una plaza para el pueblo de Mapinhane.
Mientras el calor y el sudor constante son mis compañeros diarios y nocturnos, uno trabaja la paciencia y la tolerancia, pero cuando pienso en todos esos niños y personas que viven aquí sin importar el calor, la cantidad de trabajo, los kilómetros que deben caminar en busca de agua o los niños caminar mucho para ir a la escuela, o simplemente soportar los bichitos que hay aquí, finalmente nada es impedimento para llevar a cabo las actividades que teníamos planificadas, o bien las que surgieron aquí. Las hermanas, en especial Irma Ángela e Irma Goretti, junto con las novicias, los tres niños -Marta, Hortencia y mi querido Samuel y nuestra chef, la tía Ana, han sido nuestra compañía fiel aquí, así como otras personas que nos acompañan, como en mi caso, mi amigo Neibo, y junto con ellos la permanente compañía de mi familia toda en Chile, siempre hablando.
En fin, soy un agradecido de la Vida y de Dios por darme esta oportunidad de aportar con un granito de arena acá, y para mi esto no es el fin de algo, es apenas el comienzo de una nueva etapa.
Christian Segura Barrera (Arquitecto)
Mozambique 2020, África