LECTURA ORANTE DEL EVANGELIO

Estamos caminando con Jesús según Mateo. Recordamos que el evangelio de Mateo, uediscurso. El domingo pasado retomamos el camino de Jesús, acercándonos a la parte narrativa del tercero de estos bloques de Mateo. Ese acercamiento se complementará en los domingos siguientes a través del correspondiente discurso, que es el de las parábolas del reino. Empezamos con la más significativa de ellas: la parábola del sembrador, que no sólo nos presenta el relato parabólico y su explicación, sino también, explica el sentido que las parábolas tienen en la predicación de Jesús. En este compartir nos limitamos al inicio (13,1-9), teniendo presente, sin embargo, toda la secuencia (13,1-23).

Aquel día, Jesús salió de la casa y se sentó a orillas del mar. Una gran multitud se reunió junto a él, de manera que debió subir a una barca y sentarse en ella, mientras la multitud permanecía en la costa. Entonces él les habló extensamente por medio de parábolas.

Les decía: «El sembrador salió a sembrar. Al esparcir las semillas, algunas cayeron al borde del camino y los pájaros las comieron. Otras cayeron en terreno pedregoso, donde no había mucha tierra, y brotaron en seguida, porque la tierra era poco profunda; pero cuando salió el sol, se quemaron y, por falta de raíz, se secaron. Otras cayeron entre espinas, y estas, al crecer, las ahogaron. Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto: unas cien, otras sesenta, otras treinta.

¡El que tenga oídos, que oiga!».

Dicen los Maestros que en las parábolas, necesitamos prestar atención, sobre todo, a lo inesperado, a lo que sale de lo común. En ese sentido, personalmente, me llama la atención las “magnanimidad del sembrador”, por no decir la locura, al tirar semillas hasta sobre el camino, las rocas y las espinas….Luego, llama la atención la diversa productividad de las semillas, evidentemente, según sea la calidad del terreno. Todo nos invita a recoger, de esta, parábola la siguiente enseñanza del Maestro. A la luz de este texto, podemos decir que Dios soñó y creó a los seres humanos:

– Como TIERRA BUENA, una tierra buena, que a veces necesitará ser limpiada de malezas y pedregales, pero una tierra buena que siempre está.

– Con vocación de SEMBRADORES, magnánimos y tal vez algo locos, como el Sembrador del Poema de Blanco Belmonte, sembradores que confían en la tierra buena y en la fuerza de la semilla.

– Con consciencia de ser SEMILLAS de la humanidad soñada y creada por Dios.

Así soñó Dios al ser humano: primeramente a Jesús, su Hijo amado, que como hombre realizó plenamente su ser TIERRA BUENA, SEMBRADOR, Y SEMILLA. Así nos soñó a todos nosotros. Cuidemos, pues, nuestra tierra buena, la semilla que somos y sembremos los valores que el Señor nos ha confiado.

Los fríos y los resfríos son una buena excusa para el atraso en que está saliendo mi compartir y por eso, para no extenderme más. También, me motiva a ello, el hecho que, el no haber aportado yo más elementos a los pasos clásicos de la Lectio Divina, motivó a varios amigos y hermanos a hacer ellos y el ejercicio y a compartirlo conmigo, dándome con eso una inmensa alegría. Por eso termino, dejándoles como desafío responder las preguntas y,a buscar en Google: el poema “Sembrando”, de Blanco Belmonte. Un poético comentario para esta parábola.

Lectura . ¿Qué enseña Jesús el Maestro?

Meditación. ¿Qué anuncia y denuncia Jesús el Profeta?

Oración. ¿Qué oración despierta el Hijo de Dios en mí?

Contemplación. ¿Qué está haciendo el Señor?

Con un abrazo magnánimo, los invito a “vivir sembrando, siempre sembrando”.

Pepelino

Para reflexionar
A través de la paz interior se puede conseguir la paz mundial. Aquí la responsabilidad individual es bastante clara ya que la atmósfera de paz debe ser creada dentro de uno mismo, entonces se podrá crear en la familia y luego en la comunidad. Dalai Lama