“Una Iglesia que sale al encuentro de las familias”.
Les comparto una simple y linda experiencia vivida este lunes 2 de enero, en el sector de Nueva Aurora, de Viña del Mar, junto a un grupo de familias damnificadas por el incendio en días previos a la Noche Buena de la Navidad.
Hemos celebrado una emotiva y sencilla Misa en una de las calles de la población Irene Frei, en donde se quemaron aproximadamente unas 12 casas, integrada por unas 40 personas, donde todos son familiares directos entre sí. Dicha Misa fue celebrada por el joven párroco del sector, José Valencia Poblete, conocido como el padre “J”, de la parroquia S. Rafael Arcángel.
Un momento de enseñanza para todos los presentes, fue cuando la señora María Angélica Ortiz (76 años), quién sufrió la quema de su casa, tomó la palabra en la “Homilía compartida”, dirigida por el sacerdote, y nos relata su experiencia de fe, agradeciendo en primer lugar la presencia de la comunidad parroquial: “… tenemos necesidad de la presencia de Dios en estos momentos de prueba tan difíciles… que la celebración de hoy nos acerque más a Dios y a la Iglesia, aún cuando algunos de entre nosotros estemos alejados de la fe“… “Hoy tenemos Misa en la calle, y pedimos al padre “J” tener una segunda Eucaristía cuando nuestras casas estén terminadas, para ser bendecidas”.
Cabe destacar, que fueron las propias familias que tomaron la iniciativa de celebrar una Eucaristía en la población afectada por el incendio, y el padre “J” sin dudar se hizo presente con los fieles de su parroquia, porque para él es fundamental “una Iglesia en salida”, tal como lo expresó en la homilía. La comunidad, con un melodioso coro, se hizo presente con el canto, animando alegremente la celebración, y permitiendo entrar en sintonía de oración. Un significativo número de voluntarios(as) y jóvenes se integraron con las familias. Y al final, no pudieron faltar los regalitos que fueron bendecidos: una hermosa y grande imagen de Nuestra Señora de Lo Vásquez; y para cada uno de los hogares, una imagen en yeso de María y Jesús, y otras de la familia de Nazaret, que serán colocadas en un lugar especial, cuando las casas estén construidas. Por supuesto, que no faltaron los dulces y las galletas, especialmente para los niños.
Lo vivido hoy, me lleva a reflexionar que como Iglesia debemos seguir comprometiéndonos más y más con las personas, y sobre todo con aquellas que sufren. No podemos abdicar aquello que somos por esencia, debiendo alejar de nosotros lo que nos disuade de este cometido. Si las personas nos llaman, ahí debemos estar. Cuando los laicos, los animadores, los jóvenes, los ministros, sacerdotes y pastores, y todos, salimos de los templos, las capillas y las comunidades, para ir al encuentro del mundo de las familias (hogares), entonces vivimos la verdadera Iglesia Familia de Dios e Iglesia Pueblo de Dios.
Fue así, que hoy me tocó salir a mí. Salir de mi lugar de “comodidad”, de “seguridad”, de “aislamiento”, inclusive “del qué dirán”. Dejando los miedos atrás, acompañado de mi padre (91 años), fui a encontrarme con las familias en sus propios lugares, al lugar donde la Iglesia nace, donde nació la Iglesia de los Orígenes, en medio de las propias familias.
Por último, ante las distintas pruebas que nos toca vivir: Que no perdamos la sensibilidad ante el sufrimiento; que no bajemos los brazos en los momentos de desánimo; que la desesperanza no inunde nuestra alma; y, por el contrario, podamos tener siempre una actitud positiva y esperanzadora ante la vida, y de fe en Dios que todo lo puede.
Que este año 2023 sea bendecido para todos,
Ricardo Cáceres Lamas
Presidente Fundación Misión Solidaria África (MSA-Chile)
02 de enero de 2023.