MSA-Noticias. ¨Experiencia de una voluntaria trabajando en el verano en tierras africanas¨

Entre el 26 de diciembre del 2012 y 26 de enero de 2013 un equipo de voluntarios de Misión Solidaria África (MSA) estuvo trabajando en Mozambique (África), entre los jóvenes que la congregación salesiana atiende (Visitatoria María Auxiliadora), específicamente en el Distrito de Moatize, Provincia de Tete. En las villas de Moatize, Zóbwe, Nkondedzi y Kambulatsitsi.  

Entre ellos, habían personas que sirven en nuestra Diócesis, ellos son: Hermana Cristina Navarro, religiosa de la Comunidad Cristo Resucitado de Viña del Mar; Catalina Cabrera (psicóloga). Trabajó varios años en la pastoral de la parroquia D. Bosco, Valparaíso; Felipe Repetto (ingeniero). Trabajó como catequista en la Parroquia de Reñaca, Viña del Mar. Ahora participa en la parroquia de Vitacura de Santiago; Natalia Cerda (fonoaudióloga), trabajó varios años en la pastoral salesiana en Santiago; y  Ana Mariela Araya (asistente jurídica), de la Parroquia Nuestra Señora de los Desamparados de Quillota.

El viaje se gestó, porque ellos forman parte del equipo de voluntarios misioneros de Misión Solidaria África, cuyo responsable es el padre Ricardo Cáceres Lamas, Salesiano que está en Mozambique hace 15 años. Esta agrupación es de laicos comprometidos realiza un trabajo de evangelización desde el año 2008-2009, en el ámbito de la educación.

A continuación el relato de la experiencia vivida por Mariela Araya de la Parroquia Nuestra Señora de los Desamparados de Quillota.  

Quiero contarte que en este tiempo de Misión han pasado muchas cosas. Hemos sido testigo de situaciones muy precarias. El portugués fue fluyendo al paso de los días, pero estuvimos en lugares donde hablan ¨xinyanja¨ y “xinyungue” y eso fue como estar en un lugar sin que nadie nos pudiera entender.

Aun así, los jóvenes y niños te sonreían y miraban de una manera muy significativa…con curiosidad por ser blancos, con ternura y a veces algo desconfiados, pero igual finalmente sonreían. Los bebés lloraban al vernos.

Dimos formación a 103 jóvenes de las localidades de Moatize, Zóbwe, Nkondedzi y Kambulatsitsi. La mayor parte de la población no tiene agua potable y capta agua en pozos o en los ríos. En la mayor parte de los lugares que trabajamos consumíamos agua de pozo (agua férvida o filtrada). También existe falta de energía eléctrica, y en los lugares que había, funcionaba con dificultad. La higiene es un gran desafío para la población. Hay falta de medios de trasporte para recoger la basura en las villas. En el interior la basura se quema. Los insectos (mosquitos, moscas y otros) se multiplican por la falta de higiene Los insectos (mosquitos, moscas y otros) se multiplican por la falta de higiene y de limpieza en algunos lugares, así como el agua acumulada producto de las lluvias es un gran potencial para la multiplicación del mosquito transmisor de malaria.   

Lo que más nos asombró, fue que no comen con cubiertos. Estuvimos impactados el primer día que llegamos. Nos fue difícil al principio entender al principio este tipo de hábito propio de su cultura.   

Los jóvenes que formamos eran animadores de los oratorios. Cada día llegaban muchos niños acercándose en algunas ocasiones a 600. Es increíble la cantidad de ellos. Muchas adolescentes llegan con sus hermanitos en la espalda ya que deben cuidarlos, porque sus madres y hermanos mayores deben trabajar en la machamba (huerta) para llevar el alimento diario. Así los pequeños juegan y corren con ellos a cuestas…

Llovió mucho. Un día, caminamos por sus casas y eran verdaderos ríos, no hay veredas. Nos impactaba mucho al ver niños menores de un año piluchitos jugando con el barro. Para ellos somos novedad…  es raro porque nos sentíamos muy observados por ser de distinto color.  Allá debíamos ir a buscar agua al pozo, situación poco habitual para nosotros.  Una señora con su bebé durmiendo en la espalda nos ayudó a llenar el bidón de 20 lts que no lo pudimos trasladar. Ella lo tomó y lo acercó a la puerta que estaba a unos 10 Mt (metical, moneda de Mozambique) Nos sentimos débiles. Su fuerza era admirable. No solo por ayudarnos con el agua, sino por la fortaleza diaria de vivir cada día.  

Después de esto, debemos decir que estamos realmente en la Gloria en Chile por cada una de las posibilidades que tenemos de vivir un poco mejor. Acá, estamos acostumbrados a reclamar, quejarnos por todo y vivir pensando en lo que no tenemos. En cambio podríamos agradecer lo que sí tenemos.  Una de las cosas más importante fue que aún a pesar de las dificultades, el verdadero lenguaje del Amor de Dios nos acompañó. Caminamos en esta experiencia junto con él. Y dimos a conocer que existe, que está vivo y que nos ama profundamente. Estamos realmente enriquecidos en espíritu y amor.

Voluntaria chilena

Ana Mariela Araya, Asistente Jurídica

Parroquia Nuestra Señora de los Desamparados de Quillota

Para reflexionar
Aquello que marca la diferencia es el cómo podemos entregar lo mejor con lo que poco que tenemos Rcl